Marzo 1
No tomemos el papel de víctimas
Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos
(Salmo 40:1-2).
Reflexión: La vida se compone de momentos felices y de prosperidad, pero también de momento difíciles, de dificultades y de pruebas. Existen personas buenas y amables, pero también personas que suelen tener prejuicios son desconsideradas, o simplemente no nos tratan como quisiéramos. El mundo debería ser más justo y amable, pero la verdad es que no siempre lo es, lo importante es saber cómo vamos a afrontar los diferentes escenarios de la vida y qué actitud vamos a tomar. En ocasiones cuando los problemas entran a nuestra vida, la duda nos invade, nos frustramos, nos llenamos de miedo, la autoestima nos baja porque sentimos que hemos fracasado. Pero la pregunta es ¿qué decisión vamos a tomar? Algunas veces nos tabaleamos por un momento, es normal, pero al instante le pedimos la fuerza a Dios y volvemos a estar firmes para hacer frente a cualquier circunstancia. Pero cuando el escenario es distinto y nos dejamos derrumbar en ocasiones caemos en la autocompasión, empezamos a sentir lástima por nosotros mismos, a hacernos las víctimas, sentimos que el mundo está en nuestra contra, y queremos que las otras personas respalden nuestro comportamiento sintiendo lástima por nosotros, y poco a poco nos vemos cada vez más arraigados a nuestro papel de víctima. Pero es un comportamiento no sano, ya que sin querer llenamos nuestras vidas de emociones negativas y experimentamos sensaciones como de pérdida de control, pasividad, impotencia, desconfianza, pesimismo, auto-reproches, altos montos de culpabilidad y vergüenza, hasta llegar incluso a estados depresivos que nos mantienen aún más aislados del mundo. Sabemos que a veces pasamos por momentos desagradables, situaciones fuertes que nos llevan a esas circunstancias, pero si mantenemos este papel nunca vamos a llegar a sanar por completo y alcanzar la plena felicidad, John William Gardner dice «Sentir lástima de uno mismo es uno de los narcóticos más destructivos. Es adictivo, da placer únicamente en el momento, y aleja a la persona de la realidad». Dios no nos quiere ver así, Él quiere que seamos felices, debemos perdonarnos, no es nuestra culpa lo que estemos pasando, a veces las circunstancias nos envuelven, pero sí podemos buscar la manera de mejorar nuestras vidas y salir de ahí. Dios nos puede brindar esa paz, esa armonía, ese perdón que buscamos, digámosle que nos saque del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso y que enderece nuestros pasos. Dios puede y quiere salvarnos, busquemos refugio en Él. Dios Te Bendiga y te libere de cualquier dificultad o atadura. Dios te Bendiga.